Hablar de la huella que ha dejado Carlos Flores (Cuenca, 1928) en el Museo Etnográfico de Castilla y León, es hablar de recopilación, de intensos años de trabajo de campo fotografiando los vestigios y ejemplares más destacados de la arquitectura popular en España. Es hablar, también, de un legado patrimonial hecho documentación –nada más y nada menos que cinco volúmenes publicados en 1973– de información y puesta en valor de una forma de vida, de un modo de estar en el mundo que va más allá de los muros que el individuo levanta para refugiarse.
Carlos Flores, Doctor Arquitecto, con sus más de 11.500 negativos, captó como nadie la esencia de la arquitectura popular de toda la geografía nacional. Supo ver la simbiosis única y especial que se establece entre el colectivo y el ámbito físico que ocupa, la utilización de los recursos naturales, la sostenibilidad energética, y los aditamentos decorativos de enorme carga simbólica y protectora. Reflejó a través de sus instantáneas los núcleos habitacionales hechos por y para el ser humano, con sus gentes haciendo vida en las calles, charlando y jugando, o bien compartiendo tareas de construcción y mantenimiento en grupo.
Sus fotografías son un fiel reflejo de la herencia arquitectónica de un pasado cercano que nos acerca a modos y maneras sociológicas en las que se trabaja y se vive en comunidad, se buscan soluciones técnicas que posibiliten espacios de vivienda coherentes con el clima y las necesidades cotidianas y, lo más importante, nos muestran modelos no tan caducos con posibilidades reales de aplicaciones actuales.
El Museo Etnográfico de Castilla y León tiene la inmensa suerte de contar entre sus fondos con esta extensa colección de fotografías a las que Carlos Flores dedicó buena parte de su vida. Miles de imágenes que se corresponden con miles de kilómetros recorridos por toda la geografía española durante casi una década (1965-1973). Es precisamente este carácter enciclopédico de su obra lo que hace que tenga un valor fundamental para los estudiosos e investigadores de la arquitectura popular española, ya que fue Carlos Flores quien con su trabajo y su particular mirada guardó y rescató para la memoria colectiva una arquitectura popular que sufrió terriblemente los años del desarrollismo arquitectónico que triunfó en nuestro país.
Se ha querido pues, desde el MECyL, presentar una exposición como área de reflexión conceptual que ponga de manifiesto el carácter involutivo del supuesto progreso, la morfología habitacional actual, la recuperación de materiales y los cambios sociales que han generado modificaciones sustanciales en el concepto del hogar. En definitiva, se hace un homenaje a tan singular estudioso de la arquitectura como es Carlos Flores, llevando a cabo una selección de su colección fotográfica, con el fin de generar un discurso divulgativo que sea a su vez aparato crítico.